Sobre todo en las zonas rurales de las provincias norteñas de la Argentina, se cuenta la leyenda del "Perro Familiar", un perro enorme y negro, con ojos rojos (a veces dicen que no tiene cabeza), porta cadenas y es un demonio que aparece después de la media noche. La gente sabe que se aproxima al escuchar el ruido de las cadenas. Una vez que se come a alguien no para hasta devorar al resto de su familia.
La leyenda surgió en el siglo XIX, en el latifundio de la familia Hileret. El patrón de los Hileret hizo un pacto con el Diablo para ganar más dinero y así consiguió al "Familiar", con el cual hacia desaparecer a los empleados más rebeldes.
En el siglo XIX muchos ingenios azucareros se hicieron ricos en poco tiempo, a la par que cientos de empleados desaparecían. La gente entonces se preguntaba cómo era esto posible, y esta leyenda era su respuesta.
Lo que sucedía era que los peones quedaban endeudados de por vida con sus patrones, entonces solo les quedaba escapar y cuando los atrapaban haciéndolo los mataban.
Esta leyenda se convirtió en algo más siniestro con la dictadura militar argentina (denominada "Proceso de Reorganización Nacional") que acabó con muchos individuos y sus familias, puesto que usaban la leyenda para lavarse las manos con respecto a las desapariciones.
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